viernes, 20 de febrero de 2009

¿El problema? ¡Ah si! Un beso

-¿Me explicás -a Leo todavía le temblaban los labios por la emoción de ese beso, profundo y apasionado-, por qué carajos no podemos ser novios?
-Porque no estoy enamorada -Aldana se alisaba la blusa-, y pretendo que lo entiendas.
-¿Enamorada? -balbuceó él sin poder explicarse bien-. Pero… ¿y esto…?
-¿Esto?
-Nos acabamos de reventar los labios.
-Ah… esto. Un beso. Me diste un beso -remarcaba la palabra-. Sólo eso. Un beso. ¿Entendés?
Leopoldo se levantó exasperado. ¿Cómo podía ser tan fría?
-La verdad es que no te entiendo. Somos amigos. Nos gustamos…
-…nos queremos -interrumpió ella-. Nos queremos, pero no sé si nos gustamos -se puso de pie. Corrió con el pie la silla, y buscó la mochila. Estaba mas linda que nunca- No es lo mismo querernos que gustarnos. Querer se quiere a un amigo…
No hacía falta completar la frase.
-¿Nos queremos? -dijo Leo incrédulo.
-Nos queremos -se acercó a Leopoldo hasta quedar cara a cara con él. Por un momento él pensó que lo volvería a besar-. Pero sólo como amigos. Ese es el tema -frunció el ceño-. Por eso te pido, por nuestra amistad, que no vuelvas a besarme. Un beso más puede iniciar un romance, pero seguro que matará nuestra amistad -en puntas de pie le dejó un beso ligero, de amigos-. ¿Queda claro?
Se dio vuelta, y se dirigió hacia la puerta.
-¡Aldana! -sonaba casi a súplica-. Aldana.
Ella no se dio vuelta.
-¿Queda claro? -repitió.
El no pudo agregar una última protesta.
El portazo sonó como un tiro.